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Desafortunada Fortuna

Apaga la luz que tengo miedo. No quiero ver más allá. No quiero escuchar cosas que entristezcan mis sueños, mi deseo de un mundo mejor. ¿Pero como evitar ser testigo mudo de su desgracia? ¿Por qué los que menos tienen son los más dados a recibir todo tipo de sufrimientos?
Cuando el viento expira, o el cielo llora, pequeñas almas necesitadas de calor se apagan en el abismo. Corrientes de barro arrastran sus pobres vidas que están llenas de deseos tan pequeños, que las convierte en GIGANTES. ¿No lo crees? Pregunta a un niño nicaragüense o a algún jovencito filipino. Incluso porque no a algún crío palestino. ¡Oye!, ¿Y tu que quieres para Reyes?
Sincero y firme te podría contestar, “un trozo de pan cada día para compartir con mis ocho hermanos”
Me dirás que en occidente también hay pobreza y que nadie hace nada por remediarlo. He ahí el problema, el conformismo de los afortunados.

By A. Mujica Lorenzo with 5 comentarios

5 comentarios:

  • Anónimo says:

    Vivimos encerrados en nuestro mundo, ajenos a todo lo que nos rodea. Al ver imagenes y leer cosas como estas, nos llega dentro, pero aun asi este sentimiento es pasajero y en poco tiempo lo olvidamos, olvidamos todo el sufrimiento que nos rodea y nos centramos en nosotros. Al final hasta hay personas que se vuelven inmunes a tales sucesos, cosa que es triste ya que como personas deberiamos unirnos para arreglar las cosas. Pero todos estos pensamientos son utopias, nunca se haran realidad.

    Kingvaj

  • Lorena says:

    Cuántas injusticias y cuánta pasividad por nuestra parte. Vemos la pobreza y la desesperación como algo triste y lamentable pero, como parece que lo tenemos lejos y no "nos toca", no nos preocupamos en exceso y evitamos mirar las caritas que aparecen en los anuncios que piden ayuda, para no sentirnos mal. Hay que admitir que hay injusticias y tenemos que colaborar en lo que podamos, no para aliviar nuestras conciencias, sino, simplemente, para ayudar a los que lo necesitan por altruismo, como debería de ser.